Seguidores.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

XI. ¿Hemos de gastar nuestra única vida en guerras y no en vivirla?

Cuando dejes de oír los gritos

será cuando todos estén muertos.

Nuestra humanidad se marcha cuando decidimos dejar de ser niños.

 He de echar las culpas a alguien cuando veo la muerte frente a mis ojos. Cuando veo personas siendo asesinadas por ser lo que son, por pensar lo que piensan, por querer como quieren.

También tengo mis propias reprimendas por dejar que todo esto ocurra.

Si puedes dejar el móvil, te lo agradecería; olvídate del texto y céntrate en pensar durante treinta segundos el dolor que tienen que estar sufriendo esas familias que han perdido a su ser querido en el atentado parisino de hace unos días.

Ahora, por favor, llega más lejos. Siente en tu piel cómo lloran los niños que cada día viven con el miedo a ser bombardeados. ¿Imaginas cómo serían tus últimos segundos de vida antes de que una bomba desintegrara todo tu cuerpo para convertirlo en mero olor a muerte?

Que se te erice el alma si puedes oír a aquel hombre llorando por su hermana. ¿Dónde estás?, chilla. Mi amor, ¿sigues aquí? No te marches de mi vida. Maldito egoísmo el del ser humano: siempre marchándose sin despedirse.


Desde mis más sinceros sentimientos, pido perdón por pertenecer a esta especie.

Una especie que se mata sin piedad, que sueña con vivir una vida sin miedos, una vida fácil, sin guerras, con amor, sin muerte, con felicidad.

Pero que desconfía de colores y banderas.


No deseo la muerte de nadie, únicamente espero que la conciencia acabe destrozando el corazón de las personas que matan.

No sé cuántas veces habrá pedido una persona perdón en nombre de todas en lo que va de semana. No podría darte una cifra exacta de aquellos que han sentido miedo de salir a la calle por las consecuencias, por las diferencias que tenían frente a la sociedad a la que se enfrentaban.

Me duele el corazón sólo de pensarlo.


¿Quién eres tú para decidir si una persona vive o no en este país? ¿Qué derechos se te han otorgado para hacer de juez frente a la humanidad?

Este último mensaje va para aquellos que creen ser poseedores del mundo en el que viven y desean echar a las personas que no han nacido en él. ¿Qué significa poder en una nación más que diferencias frente a las demás personas?

Usted nació en un país del que se siente orgulloso, lo entiendo. Pero no puede decidir quién entra y quién no. No es nadie para ello.

Hay personas ahí fuera muriendo por bombas que lanza Europa. Y cuando les llega la esperanza cada mañana de que no les ha caído aún una, les sobrecoge la idea de quizá mueran por un disparo en la cabeza de El Estado Islámico. Y nuestra decencia de seres humanos nos incita a matarles, mientras ficticiamente les ofrecemos un hogar donde serán considerados, no carne que matar, sino alma que erradicar.

Nacimos todos en el mismo sitio. Se llama La Tierra. Amplia tus fronteras, porque tu egoísmo no te deja ver más allá del mar. Somos ciudadanos del mismo lugar pero la avaricia nos ha divido en fronteras.

¿Acaso tú no irías a su país si eso significase sobrevivir a una guerra?

¿Acaso tú no irías a su país si eso significase vivir un día más?


Aún espero esa humildad que nos da el carácter de humanidad, de humanos.

¿Hago bien esperando?