Cuando dejes de oír los gritos
será cuando todos estén muertos.
Nuestra humanidad se marcha cuando decidimos dejar de ser niños.
He de echar las culpas a alguien cuando veo la
muerte frente a mis ojos. Cuando veo personas siendo asesinadas por ser lo que
son, por pensar lo que piensan, por querer como quieren.
También tengo mis propias reprimendas
por dejar que todo esto ocurra.
Si puedes dejar el móvil, te lo
agradecería; olvídate del texto y céntrate en pensar durante treinta segundos
el dolor que tienen que estar sufriendo esas familias que han perdido a su ser
querido en el atentado parisino de hace unos días.
Ahora, por favor, llega más
lejos. Siente en tu piel cómo lloran los niños que cada día viven con el miedo a
ser bombardeados. ¿Imaginas cómo serían tus últimos segundos de vida antes de
que una bomba desintegrara todo tu cuerpo para convertirlo en mero olor a
muerte?
Que se te erice el alma si puedes
oír a aquel hombre llorando por su hermana. ¿Dónde
estás?, chilla. Mi amor, ¿sigues
aquí? No te marches de mi vida. Maldito egoísmo el del ser humano: siempre
marchándose sin despedirse.
Desde mis más sinceros sentimientos, pido perdón por pertenecer a esta
especie.
Una especie que se mata sin
piedad, que sueña con vivir una vida sin miedos, una vida fácil, sin guerras,
con amor, sin muerte, con felicidad.
Pero que desconfía de colores y banderas.
No deseo la muerte de nadie, únicamente espero que la conciencia acabe
destrozando el corazón de las personas que matan.
No sé cuántas veces habrá pedido
una persona perdón en nombre de todas
en lo que va de semana. No podría darte una cifra exacta de aquellos que han
sentido miedo de salir a la calle por las consecuencias, por las diferencias
que tenían frente a la sociedad a la que se enfrentaban.
Me duele el corazón sólo de
pensarlo.
¿Quién eres tú para decidir si una persona vive o no en este país? ¿Qué
derechos se te han otorgado para hacer de juez frente a la humanidad?
Este último mensaje va para
aquellos que creen ser poseedores del mundo en el que viven y desean echar a
las personas que no han nacido en él. ¿Qué significa poder en una nación más que diferencias
frente a las demás personas?
Usted nació en un país del que se
siente orgulloso, lo entiendo. Pero no puede decidir quién entra y quién no. No
es nadie para ello.
Hay personas ahí fuera muriendo
por bombas que lanza Europa. Y cuando les llega la esperanza cada mañana de que
no les ha caído aún una, les
sobrecoge la idea de quizá mueran por un disparo en la cabeza de El Estado
Islámico. Y nuestra decencia de seres
humanos nos incita a matarles, mientras ficticiamente les ofrecemos un
hogar donde serán considerados, no carne que matar, sino alma que erradicar.
Nacimos todos en el mismo sitio.
Se llama La Tierra. Amplia tus
fronteras, porque tu egoísmo no te deja ver más allá del mar. Somos ciudadanos
del mismo lugar pero la avaricia nos ha divido en fronteras.
¿Acaso tú no irías a su país si
eso significase sobrevivir a una guerra?
¿Acaso tú no irías a su país si
eso significase vivir un día más?
Aún espero esa humildad que nos da el carácter de humanidad, de humanos.
¿Hago bien esperando?